Querido amigo,
Sé que en este momento puedes estar luchando con sentimientos de soledad, condena y frustración. La vida espiritual puede parecer a veces un desafío abrumador, y es fácil sentirse derrotado cuando vivimos según nuestras emociones y circunstancias visibles. Pero hoy quiero recordarte una verdad profunda y transformadora que cambiará tu perspectiva y te llevará a experimentar la victoria que Cristo ya ha ganado para ti.
Cuando aceptaste a Cristo, recibiste su vida. Esta vida nueva y abundante no es solo una promesa futura, sino una realidad presente. Sin embargo, muchos creyentes no han comprendido plenamente lo que esto significa y los beneficios que conlleva nuestra unión con Cristo. Es vital entender que nuestra verdadera identidad y victoria se encuentran en el espíritu y no en el alma.
El alma, alimentada por los cinco sentidos, es el asiento de nuestras emociones y pensamientos. Es en el alma donde sentimos soledad, condena y frustración. Pero la vida espiritual que hemos recibido en Cristo está en nuestro espíritu, donde Dios habita y se comunica con nosotros. Esta es una realidad invisible pero poderosa, que se discierne y vive por fe, no por vista.
La confusión y el desánimo surgen cuando tratamos de vivir nuestras vidas cristianas a través del alma, basándonos en lo que sentimos y vemos, en lugar de la verdad espiritual que reside en nuestro espíritu. La Escritura nos dice claramente: «No hay condenación para los que están en Cristo Jesús» (Romanos 8:1). Este es un hecho espiritual inquebrantable, independientemente de lo que tus emociones te digan.
En momentos de soledad y condena, recuerda que Cristo está contigo. Su Espíritu mora en ti, y esta es una realidad que no cambia. No estás solo. No estás condenado. Eres amado y aceptado en Cristo, y tienes su Espíritu como garantía de esta verdad. Al vivir por fe en esta realidad, podrás experimentar la paz y la victoria que Cristo te ha prometido.
La clave para manifestar esta victoria es aprender a distinguir entre el alma y el espíritu. El alma puede sentirse abatida y derrotada, pero tu espíritu está lleno de vida y poder porque es donde reside el Espíritu Santo. Alimenta tu espíritu con la Palabra de Dios, renueva tu mente con la verdad bíblica, y permite que la fe en lo que Dios ha dicho transforme tus pensamientos y emociones.
Vivir según la verdad espiritual significa actuar en base a la fe y no a lo que sentimos. Significa confiar en que Dios está contigo, que eres más que vencedor en Cristo, y que ninguna circunstancia temporal puede cambiar tu posición segura en Él. Cuando te sientas solo, recuerda su promesa: «No te dejaré ni te desampararé» (Hebreos 13:5). Cuando te sientas condenado, declara la verdad de que en Cristo no hay condenación.
Querido amigo, la victoria espiritual ya es tuya en Cristo. No permitas que las emociones y las circunstancias temporales dicten tu vida. Camina en la verdad de tu nueva identidad en Cristo, alimenta tu espíritu con su Palabra, y vive por fe, sabiendo que el mismo Espíritu que resucitó a Jesús de entre los muertos vive en ti y te da poder para vencer.
Que la paz de Cristo llene tu corazón, y que la verdad de su Palabra te guíe a vivir en la plena victoria que ya has recibido por medio de la fe en el Hijo de Dios.