Caminando sobre una Tierra Inestable

Hace meses que tenemos una baldosa suelta en el suelo de la casa. Mi esposo, con su agenda tan ocupada, no ha encontrado tiempo para arreglarla. Cada mañana, sin darme cuenta, piso esa baldosa, lo que produce un ruido molesto y me hace tropezar, con el riesgo de caerme y lastimarme seriamente. No solo yo corro ese riesgo, sino también mi esposo y nuestros hijos. La sensación de inestabilidad es desagradable, ya que algo que debería proporcionar firmeza al caminar no está cumpliendo su propósito.

Esta situación refleja una verdad más profunda sobre nuestro mundo. Al igual que la baldosa suelta, el mundo es inestable, sin seguridad, paz ni justicia. Las instituciones que deberían ofrecer estabilidad no están funcionando. El sistema falla constantemente, generando frustración y desesperanza.

Muchas personas confían en un sistema defectuoso que no satisface sus necesidades. Todos los días, las noticias muestran cómo la gente se queja de sus gobernantes, de la inflación, del sistema de salud, y la lista sigue.

Jesús dijo: «Mi paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy como el mundo la da». La seguridad que necesitas solo la puedes encontrar en Jesucristo. Él afirmó ser el camino, la verdad y la vida. Solo cuando confiamos en Él podemos sentirnos seguros en un mundo que se desmorona.

El reino de Cristo es inquebrantable. En Él hay abundancia, paz y seguridad, justo lo que este mundo necesita. Jesús es la roca y el fundamento que te permite caminar con firmeza tanto en este mundo como en el venidero. Acepta al Señor, deja que su amor y su verdad guíen tu vida, deja que Él te sostenga con su amor. Eres amado por el Señor; Él desea tener una relación de amor y cuidado contigo y con tu familia. No rechaces más su amor y su ayuda. Cristo vino para ofrecerte una vida plena y abundante; está en ti aceptarla y empezar a disfrutar de esa paz que supera todo entendimiento.

Jesús dijo: «El que escucha mis palabras y las pone en práctica es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca» (Mateo 7:24). Esta roca es Cristo, y en Él encontramos la estabilidad y la seguridad que nuestras almas anhelan.

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