Hoy desperté reflexionando sobre la maldad que habita este mundo. Ayer, mientras chafardeaba por Instagram, me topé con noticias de asesinatos captados por cámaras… imágenes tan crudas que no puedo evitar sentir miedo. Inseguridad. Pensé en mis hijos. En el mundo que les toca vivir. En lo que nos toca vivir.
Hay días en que todo parece incierto, donde el mal parece tener la última palabra. Pero yo no quiero vivir con miedo. No quiero quedarme paralizada frente a lo oscuro. Quiero vivir en calma, confiando en que donde abunda el pecado, sobreabunda la gracia. Y esa es mi elección: creer. Creer que Dios sostiene mi vida, la de mis hijos, mi hogar.
La palabra dice: “Como has creído, te sea hecho.” Y yo decido cultivar mi fe en un mundo que se tambalea.
Ayer mi hijo Francesco, de quince años, vivió un episodio que me removió. Estaba fuera del instituto con su novia y tres chicos comenzaron a burlarse, a faltarle el respeto sin motivo. Él no provocó nada, pero se vio en medio de una situación injusta. Eran tres. Y él, solo. Eligió quedarse tranquilo. Soportó los insultos, no reaccionó con rabia. No porque no sintiera impotencia, sino porque aplicó lo que ha aprendido en casa: que la prudencia a veces es más valiente que el impulso. Que la fuerza no siempre se ve, pero se elige.
Ese gesto de mi hijo me hizo pensar en lo frágil que es todo. En lo necesario que es encomendar cada día a Dios. Bendecir a nuestros hijos cuando salen. Cubrirlos con oración, con amor, con sabiduría… porque nunca sabemos qué pueden enfrentar.
Hoy, más que nunca, elijo la fe. Elijo creer que el Señor nos guarda. Que su gracia es real. Que hay un bien mayor sosteniéndonos, incluso cuando el mundo parece en ruinas. Porque sí, siempre habrá motivos para temer, pero también siempre habrá un motivo más grande para confiar.
Si deseas ser parte de una comunidad y seguir cultivando tu crecimiento espiritual te invito a suscribirte a mi canal de YouTube. https://www.youtube.com/@amadecasaconsciente
Con Amor Kenia.!